La próxima semana se pondrá en marcha un proyecto piloto de compostaje en Nordelta, que comenzará en los barrios El Palmar y Barrancas del Lago. La iniciativa busca transformar los residuos orgánicos en abono y fomentar prácticas sustentables entre los vecinos.
El plan responde a la resolución 190/24 del Ministerio de Ambiente bonaerense, que establece que los barrios cerrados y clubes de campo deben implementar un Plan de Gestión Integral e Inclusiva de Residuos Sólidos Urbanos. En los primeros dos años deberán compostar al menos el 25% de los residuos orgánicos domiciliarios y alcanzar el 50% en los siguientes cuatro.
Como parte de esta normativa, además, se exige realizar acciones de sensibilización y valorización de la fracción orgánica. En Nordelta, se estima que la mitad de los residuos que se generan son orgánicos y, por lo tanto, pueden volver al suelo mediante compostaje.
En la primera etapa se instalarán seis composteras en Barrancas del Lago y dos contenedores orgánicos en El Palmar, alcanzando a unas mil viviendas. Con esta práctica no solo se reducirá la cantidad de residuos enviados al relleno sanitario y los costos asociados a su disposición final, sino que también se producirá compost para los espacios verdes comunitarios.
El compostaje consiste en la transformación biológica de restos vegetales en abono, realizada por microorganismos benéficos en presencia de aire y humedad. Se pueden utilizar residuos “marrones” —como hojas secas, cartón, virutas o cáscaras de frutos secos— y residuos “verdes” —como yerba, cáscaras de frutas y verduras, restos de café o pasto recién cortado—.
Cubrir cada capa de desechos con hojas o ramas secas, mantener la humedad justa y airear con frecuencia son prácticas clave para obtener un compost de calidad, listo para huertas, plantas y jardines.
Con este proyecto piloto, Nordelta da un paso hacia la sustentabilidad y abre la posibilidad de replicar la experiencia en más barrios de la Ciudad.
