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Darío Álvarez Klar: El colegio sigue siendo un lugar seguro

En relación a los anuncios realizados por el Presidente Alberto Fernández, y la discontinuidad de la presencialidad en los tres niveles educativos a partir del día lunes próximo, desde La Troncal conversamos con Darío Álvarez Klar, Director Integral de la RED Itinere y de los Colegios Northfield y Colegios del Faro.

Como tantos otros educadores y miembros de una comunidad, estamos impactados. Por supuesto que entendemos y aceptamos que si la situación de salud se sigue complejizando, como veníamos viendo, era necesario una suspensión, un corte, del cual entiendo que hubiera sido aceptado por todos, una fase uno en el AMBA, permitiendo que bajen los casos, los contagios y demás.

Esta medida parcial que pone foco en algunas actividades, pero especialmente en educación, creo que es sumamente complejo de llevar adelante por varios motivos.

Primero, porque las escuelas estuvieron sin actividad presencial casi todo el año pasado y hoy, en abril, estamos evaluando las consecuencias de ese año, tanto en aspectos emocionales como pedagógicos y comunitarios, y estamos diseñando las estrategias para compensar ese año tan particular.

Esta medida de suspender la presencialidad en las clases genera nuevamente una interrupción en ese vínculo que se estaba gestando, en las adaptaciones de los más pequeños, en el conocimiento entre los alumnos que comenzaron en colegios nuevos.

Por otra parte, vuelve a generar que muchos alumnos y alumnas que no tienen posibilidad de acceso la virtualidad no esté asegurada, en algunos contextos del país.

Y en la gran mayoría de las familias genera una desorganización, un desorden difícil de sostener, porque las familias siguen trabajando mientras que sus hijos van a estar en sus casas. Muchas de las familias no tienen posibilidad de quedarse, por lo tanto, esos chicos o van a estar en casa de amigos, o va a tener que concurrir un familiar a cuidarlos, o van a estar en espacios de recreación, quedando expuestos nuevamente a contagios y a la circulación de una enfermedad que en el colegio estaba cuidada y protocolizada.

El colegio sigue siendo un lugar seguro.

Este contexto no asegura la disminución de circulación del virus ni de la vida social. La prohibición en horario nocturno de actividades sociales no va en línea con todo lo que puede hacer un niño o una niña o un joven a lo largo del día.

Por supuesto que hay que apelar a la responsabilidad social, a la conciencia social, a la empatía y al cuidado general. Pero con esta medida lo que estamos haciendo es que muchas horas por día haya chicos sin protocolo, sin la mirada del adulto, sin acompañamiento y además que los adultos tengan que apelar a cosas que no hubieran querido, que sus hijos o hijas estén en lugares alternativos porque la vida sigue.

La conclusión es mucha preocupación, mucha incomodidad e incertidumbre de que sean solo 15 días. Y otra vez el interrogante, ¿qué costos deja esto?

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