Es jueves por la mañana, y al ingresar al Club House de Los Sauces todas están en acción: las tejedoras de Nordelta están preparando los conejitos para la feria de Pascuas. “¿Ves que somos unas cuantas? Y eso que algunas están de vacaciones,” arenga una de las vecinas.
El grupo de tejedoras de la Ciudad se formó en 2011 cuando Teté y Leonor -ambas vecinas de Los Sauces– unieron su pasión por el tejido con una mirada social: beneficiar con la recaudación de sus ventas a los chicos que más lo necesitan.
Este miércoles 20 de marzo, de 10 a 18 horas, las tejedoras de Nordelta venderán sus productos en la sede de Fundación Nordelta en el Centro Comercial, y todo lo recaudado será en beneficio.
Tejer y ayudar, siempre de moda
Teté es la fundadora del grupo y describe los inicios: “El taller empezó en febrero de 2011 como un puente entre Nordelta y el barrio Las Tunas. Se trabajaba con el espacio de discapacidad de la Fundación Nordelta. Todo lo tejido se vendía en los eventos de la Fundación y lo recaudado iba para esas familias”.
Con el tiempo, la actividad grupal se consolidó y todo lo elaborado por el taller de cada jueves está pensado para vender en cada una de las tres ferias anuales de las que participan las tejedoras: las ferias de Pascuas y del Día del niño, en el Centro Comercial, y la feria de Navidad, realizada por la Fundación Nordelta en el patio del colegio Northlands. Allí las tejedoras tienen sus puestos de venta al público.
“Este es un espacio donde te formás en el tejido. Pero además te llena a vos y estás ayudando”, reflexiona Tete mientras teje. “Somos todas iguales, aunque tengamos diferentes edades. Algunas dicen que no quieren venir porque son muy grandes, pero acá muchas superamos los 80 años”, agrega Susana.
Estrategias del corazón
“El año pasado hicimos 130 conejos”, enumera una vecina con orgullo. “Este año pensamos ponerle directamente el huevo de chocolate al conejito tejido. Eso siempre ayuda para que se venda el muñeco”, explica Gisela.
Hubo años en que, a través de la Fundación Nordelta, algunos locales del Centro Comercial colaboraron con las tejedoras brindando su espacio en la vidriera o regalando sus productos para alentar a la venta.
“Somos artesanas del tejido. En el puesto de venta tenés que explicarle a la gente que se acerca que esto no es un negocio, que nosotras donamos nuestro trabajo”, argumenta Beatriz. “Hay muchas necesidades en la sociedad. Somos conscientes de que solo cubrimos una pequeña parte, pero lo hacemos con mucha pasión”, concluye Susana.
Tejer lana y redes de contención
“Yo nunca había agarrado una aguja ni de crochet” se escucha desde la otra punta de la mesa extensa que está llena de rollos de lana, agujas de tejer, y algunos conejitos ya elaborados. “Tejer es una terapia que conecta mente, corazón y manos. El producto final tiene un fin social maravilloso, y conectás con el otro”, define Beatriz.
Las tejedoras compran su propia lana. Y si bien eventualmente tienen aportes de empresas y personas solidarias, todas las materias primas del tejido son responsabilidad de Susana. “Ella es la contadora del grupo. Siempre busca el mejor precio para comprar la lana, el hilo y la guata. Susana hace las compras grandes”, definen sus compañeras con orgullo.
Una invitación
El tejido unió a estas mujeres y creó una comunidad donde el respeto por la otra y la calidez humana se percibe en el ambiente. Así Beatriz Pompei, Gisela Barbeito, Nora Gagliardi, Miriam Rodriguez, Susana Midolo, Teresa Requena, Susana Fernández, Alicia Cepeda, Elba Carelli, Libbi Roberts, Nilda Sánchez, Teté Brizzio, María Teresa Casas, Leonor Zárate y Mimi Sabra unen fuerza con una premisa solidaria, pero, ante todo, son amigas.
Son de Los Sauces, Portezuelo, Los Lagos, La Isla, Los Castores, El Golf, entre otros barrios de la Ciudad e invitan a todas que se quieren sumar. La cita es cada jueves, desde las 9:30 horas en el Club House de Los Sauces. No hay mucho que explicar. Sólo tener ganas de aprender a tejer y sumarse a una acción solidaria que se realiza con mucha alegría.
