Los habitantes del corredor Bancalari han elevado un fuerte reclamo por la deficitaria prestación del transporte público, que se ha vuelto insuficiente para una población en rápido crecimiento.
Las líneas 723/720, principales arterias de colectivo en la zona, ofrecen frecuencias irregulares y recorridos limitados, lo que afecta especialmente a trabajadores y estudiantes.
“Venimos denunciando esta problemática desde hace tres años y no obtenemos respuestas de las autoridades ni de las prestatarias”, señalan desde la Unión Vecinal Bancalari. La reducción de servicios privados tras la pandemia aumentó la dependencia de un sistema público que ya mostraba signos de saturación.
Cada mañana, centenares de vecinos y trabajadores que vienen a la zona para cumplir sus turnos enfrentan colectivos atestados y demoras de hasta 40 min en hora pico. Con el inminente comienzo de actividades en el nuevo Sanatorio Nordelta, que sumará empleados y pacientes al corredor, el colapso amenaza volverse aún más severo.
Los estudiantes de nivel secundario y universitario son algunos de los más perjudicados: la falta de horarios adecuados y la escasez de frecuencias complican sus traslados al centro educativo y a la Ciudad de Buenos Aires.
Una iniciativa de conexión multimodal —que incluiría un colectivo diferencial hasta la estación Tigre y el tren a CABA— permanece archivada en gestiones burocráticas, dejando a los vecinos sin la expectativa de un alivio a corto plazo.
Frente a esta situación, la comunidad de Bancalari demanda una revisión integral del sistema de transporte: mayor frecuencia de las unidades, nuevos ramales y un plan de contingencia que garantice movilidad eficiente acorde a las necesidades de quienes trabajan, estudian y viven en la zona.