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Respetar y acompañar los ritmos naturales de nuestro organismo es la clave para una nutrición saludable y el peso ideal

La cronobiología nutricional aporta nuevos conocimientos sobre nuestros ciclos de nutrición, de movimiento y de descanso. Por eso, Ysonut la convirtió en la base de los más modernos y eficaces tratamientos para bajar de peso rápidamente y mantenernos saludables toda la vida.

El mundo en el que hoy vivimos no tiene nada que ver con el ambiente en que el organismo humano evolucionó biológicamente hasta alcanzar sus funciones óptimas. Para nombrar sólo diferencias muy básicas, la dieta de nuestros antepasados nómades se basaba en las proteínas de la carne, algo de grasas e hidratos de carbono naturales con fibra (nada de harina ni de azúcar refinado). Su vida era muy activa de día, y se dormía de noche.

Fue la adaptación natural a ese régimen (y no al actual, donde abundan las comidas ultraprocesadas y nuestra vida social no se adapta a nuestro ritmo sino al revés, y forzadamente) lo que marcó el equilibrio natural considerado saludable, y que hoy nos cuesta tanto alcanzar. Por eso, el diseño de los tratamientos más eficaces para bajar de peso de manera rápida y segura y mantenerse saludable toda la vida hoy se basa en la cronobiología: el estudio de los ciclos naturales de nutrición, movimiento y descanso.

La aplicación de estos conocimientos permitió, tal como explica el Dr. Marcelo Suárez (MN 73796) “diseñar un método con indicaciones muy precisas de alimentación, de movimiento y de descanso, pero también con la posibilidad de aportar una comida inteligente”. Suárez es especialista en clínica médica, experto en conductas saludables y asesor médico del laboratorio Ysonut, líder en cronobiología nutricional –y desarrolladora del concepto de ritmonutrición– con más de 25 años de experiencia en Europa y presencia en la Argentina, donde ofrece los mejores productos y programas de tratamiento para una pérdida de peso rápida y segura y mantenerse saludable.

¿Qué es “comida inteligente”? “Productos de máxima calidad, pero además con una buena llegada de los nutrientes allí donde son necesarios y en el momento adecuado”: Lograr la óptima biodisponibilidad de los nutrientes, brindando «lo estrictamente necesario y nada más“. Esto, añade el especialista, es tan importante en relación con la macronutrición (la composición de proteína, grasas, hidratos de carbono y fibra que contienen los alimentos que consumimos) como con la micronutrición (las vitaminas, oligoelementos, ácidos grasos esenciales y minerales).

Así, por ejemplo, hasta los snacks están pensados como un elemento de esa nutrición óptima, como las barritas de chocolate lanzadas recientemente en la Argentina por Protéifine de Ysonut, con alto contenido de proteína láctea y casi sin grasas ni carbohidratos. Las barritas Dynovance y Sérovance aportan respectivamente tirosina y triptófano, dos aminoácidos que estimulan la producción de diferentes neurotransmisores, que funcionan regulando los ciclos de actividad y descanso en cada momento del día, lo que hace que una sea la indicada para comer por la mañana y la otra por la tarde.

De acuerdo con el ritmo circadiano, “al salir el sol necesitamos algunos nutrientes y al ponerse el sol necesitamos otros”, explica el médico. A la mañana precisamos hormonas despertadoras llamadas catecolaminas: cortisol, adrenalina, noradrenalina, para lo cual la tirosina es un precursor; y por la noche, indolaminas, como la serotonina y la melatonina”.

Pero en el marco de un tratamiento médico la cuestión es decisiva, explica Suárez. No es lo mismo ingerir la proteína de una carne en un momento en que sólo un 30 o 40 por ciento de ella puede acceder al tejido muscular, que asegurar una ingesta donde se aprovecha entre el 80 y el 90 por ciento. “El organismo está formado por 40 billones de células y de microorganismos que conforman la microbiota, y el concepto del tratamiento debe ser que cada uno de ellos reciba los nutrientes que necesita y cuando los necesita, porque son ellos los que van a hacer el “trabajo” para que el organismo esté en su mejor versión independientemente de la edad que tengamos”, sintetizó.

Este es vital ya que la metodología de Ysonut basa sus excelentes resultados en la pérdida rápida de peso a expensas del exceso de grasa corporal, con un consumo ínfimo de hidratos de carbono y cuidando especialmente el equilibrio micronutricional (es decir, que no falten las vitaminas, oligoelementos y minerales necesarios para la correcta función del organismo) y sobre todo la conservación –e incluso el fortalecimiento– de la masa muscular.

Esto es posible estimulando un proceso absolutamente natural del organismo humano, pero que queda anulado cuando consumimos indiscriminadamente y a cualquier hora azúcar, grasas y harinas (base de la actual dieta industrial): la cetosis, llamada así porque en ella el organismo pasa a obtener su combustible a partir de los cuerpos cetónicos de la grasa, y no de la glucosa de los carbohidratos.

La cetosis, explica el Dr. Suárez, es el proceso por el cual el cuerpo obtiene energía a partir de la grasa. Esa es la manera en que evolucionó el organismo humano en un mundo anterior a la agricultura y los cereales. Los hidratos de carbono refinados proporcionan una energía de disponibilidad inmediata, que al no ser consumida (como es habitual cuando somos sedentarios) se transforma en la reserva de grasa que genera el sobrepeso, la obesidad y el síndrome metabólico. El tratamiento busca revertir ese proceso bajando al mínimo la ingesta de hidratos de carbono para que el organismo “vuelva a buscar” la energía en sus reservas de grasa, y con un aporte importante de proteínas (y un programa de ejercicio muy regulado) para que los músculos se fortalezcan y “hagan el trabajo”.

Una vez iniciado ese proceso de cetosis en forma segura, y con la permanente asistencia de un equipo multidisciplinario, la persona experimenta una serie de cambios positivos en su organismo que, incluso, le harán ver cuán alterados estaban su humor y su percepción del hambre. «El paciente en cetosis no tiene hambre; lo que puede tener es ansiedad, aburrimiento,  pero no hambre. Por eso le decimos al paciente en esa breve etapa inicial es que tenga paciencia, porque todo lo que parezca hambre, no lo es». Cuando el paciente aprende a identificar el origen de esos impulsos que lo llevan a comer y entra en cetosis, la propia ritmonutrición estabiliza incluso esos estados de ánimo.

¿Es necesario permanecer toda la vida en estado de cetosis para estar sanos? “No proponemos eso”, responde, “sino que a través del tratamiento el paciente entienda cuáles son las conductas adecuadas de alimentación, movimiento y descanso, y que después elija la línea alimentaria que desee, siempre que sepa que uno come para nutrirse”. El tratamiento de Ysonut propone de hecho una “salida ordenada” de la cetosis, pero tras un coaching alimentario para no recaer, sobre todo, en le consumo indiscriminado de hidratos de carbono. “La idea es que el paciente salga del plan sabiendo elegir los alimentos que le gusten y le aporten nutrientes, y no lo que le gustan pero aportan antinutrientes”. “La cronobiología y el ritmo circadiano son fenómenos naturales que se conocen desde hace mucho tiempo, pero Ysonut entendió el verdadero papel que tienen y la importancia de incorporar una nutrición adaptada a ese ritmo, una ritmonutrición, para asegurar el éxito del tratamiento –sostuvo el Dr. Suárez–. No se trata de forzar al organismo sino de navegar con él, y así, cada micronutriente y macronutriente, y el momento en que lo ingerimos, tiene un sentido”.

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