La Iglesia Católica tiene nuevo líder espiritual: el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como sucesor de Francisco y adoptó el nombre de León XIV.
La elección se conoció este jueves 8 de mayo, cuando la tradicional fumata blanca emergió de la Capilla Sixtina anunciando que los cardenales reunidos en cónclave habían alcanzado un consenso. Poco después, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el cardenal Dominique Mamberti pronunció el clásico “Habemus Papam”, revelando que el nuevo pontífice es el primer Papa nacido en Estados Unidos.
Prevost tiene 69 años, nació en Chicago y pertenece a la Orden de San Agustín. Su historia está marcada por un fuerte compromiso con América Latina, donde vivió durante más de una década: fue misionero y luego obispo en Perú. Hasta su designación como Papa, se desempeñaba como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
La elección de un pontífice estadounidense representa un giro significativo en la historia reciente del Vaticano. León XIV se convierte en el Papa número 267 y toma el timón de la Iglesia en un contexto mundial marcado por desafíos sociales, ambientales y de credibilidad institucional. Su perfil conciliador y su experiencia pastoral en el sur global lo posicionan como un posible continuador de las reformas iniciadas por el papa Francisco.
El cónclave se reunió tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, ocurrido el pasado 21 de abril. En total, participaron 133 cardenales con derecho a voto. La decisión final se tomó en la cuarta ronda de votaciones.