Beatriz Pompei es una mujer que dedica gran parte de su tiempo a construir comunidad, uniendo hilos de solidaridad y amor. junto a su marido y su hijo, ya hace 21 años vive en Nordelta, primero en Barrancas del Lago, y luego en el Barrio Los Sauces, donde encontró un nuevo hogar y un propósito más profundo.
Hoy en día, Beatriz representa a la Fundación Nordelta por el barrio Sauces y coordina el Taller de Tejido Solidario. Es en este espacio donde imparte clases de tejido en la capilla Cristo del Perdón, ubicada en el barrio El Alge. Pero su labor va mucho más allá de enseñar a tejer; es una obra que entrelaza vidas, esperanzas y sueños.
La Fundación Nordelta, una asociación sin fines de lucro, se dedica a colaborar con los vecinos de los barrios más vulnerables, buscando mejorar su calidad de vida. Beatriz, como parte fundamental de esta misión, sabe que la solidaridad puede tomar muchas formas, desde capacitaciones laborales hasta ayudas escolares o programas de apoyo a personas con discapacidad y sus familias. A través de estas acciones, se crea un intercambio reciproco de habilidades y valores que enriquece tanto a quien recibe como a quien da.
Su historia con el Taller de Tejido comenzó de manera casual, en una feria de Navidad del colegio Northlands, donde unas mujeres vendían pesebres en un stand. Al mudarse a Sauces, Beatriz descubrió que el taller se reunía en el house los jueves por la mañana, y sin dudarlo, se sumó a esta iniciativa que tanto resonaba con su amor por tejer.
El taller está compuesto por un grupo de mujeres maravillosas que, al igual que Beatriz, dedican horas de su tiempo haciendo algo que les apasiona, tejer, para ayudar a otros. Los productos que crean –muñecos, gorros, mantas, bufandas– se venden en ferias a lo largo del año, y los fondos recaudados se destinan al programa de ayuda a personas con discapacidad y sus familias de la Fundación.
Beatriz cuenta que siempre ha sentido una inclinación hacia la tarea solidaria y que en el Taller de Tejido Solidario, encontró un espacio donde su pasión por tejer se fusiona con su deseo de ayudar a los demás. Enseñar a tejer y crear muñecos no solo le permite reconectarse con la niña que lleva dentro, sino que también le brinda la satisfacción de saber que su trabajo tiene un impacto directo en la vida de otras personas, ya sea al proporcionar una salida laboral o al cubrir tratamientos esenciales para mejorar la calidad de vida de los niños, refiere.
Esta tarea ocupa varias horas de mi día, pero me da el doble de alegrías. me hace muy feliz ver cuando las chicas aprenden a hacerle una canastita o un muñeco para sus nietos.
Cada jueves, Beatriz y las demás tejedoras no solo comparten patrones y técnicas, sino también momentos de sus vidas. Con el tiempo, han construido un lazo de amistad y respeto, celebrando sus diferencias y encontrando en el otro un reflejo de humanidad y cariño.
Para Beatriz, la Fundación Nordelta es un espacio que da sentido de comunidad, que reúne a todos, permitiendo que cada uno, con sus mejores capacidades, pueda ayudar a quienes lo necesitan, multiplicando así las acciones en beneficio mutuo. Beatriz ha tejido más que prendas; ha tejido una red de amor y solidaridad que transforma vidas y crea un verdadero sentido de pertenencia.
BEATRIZ POMPEI
VOLUNTARIA FUNDACION NORDELTA