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Vecinos reclaman por la falta de luz en el acceso de Bancalari a Panamericana: más de cuatro meses de peligro e incertidumbre

Hace más de cuatro meses que el acceso desde Bancalari hacia la autopista Panamericana está completamente a oscuras. La situación afecta a cientos de vecinos que transitan a diario por ese tramo clave de la zona norte, y genera preocupación por el riesgo de accidentes y hechos de inseguridad.

El sector comprometido corresponde a la rotonda que conecta el Camino Bancalari con la Panamericana, una zona compleja desde el punto de vista vial, que cuenta con varios cruces y rotondas y una geometría poco intuitiva, incluso de día. La falta total de iluminación agrava aún más las condiciones de circulación, especialmente en los horarios pico de la mañana —cuando todavía está oscuro en invierno— y durante la noche.

“Pasás y no ves nada, no sabés si el auto que viene va a doblar o seguir. Es muy peligroso”, contó una vecina de Nordelta. Otros directamente eligen desviar su recorrido por calles alternativas como Camino Real o Uruguay para evitar posibles accidentes: “Es un chino que ya de día es difícil de decodificar, ni hablar de noche. En la mañana es terrible, un caos”, remarcó otro conductor habitual.

La zona está bajo la responsabilidad de Autopistas del Sol, empresa concesionaria de la Panamericana, que reconoció que el problema no es nuevo. Según explicaron oficialmente, desde hace dos años vienen registrando reiterados hechos de vandalismo: robos de cables, destrucción del tablero eléctrico, pérdida de conexión con Edenor y hasta sustracción de cámaras de seguridad.

En cuanto a los trabajos, desde la empresa informaron que ya se realizaron tareas de renovación de luminarias LED en el sector superior, pero que la parte inferior —junto al río, donde se encuentra el nodo que alimenta la rotonda— sigue a la espera de que Edenor restablezca el suministro eléctrico.

Mientras tanto, la oscuridad persiste y los reclamos vecinales se acumulan. No se trata solo de una cuestión de visibilidad: el estado de abandono del cruce, su traza confusa y el volumen de tránsito en horarios críticos lo convierten en un punto de alto riesgo en una de las zonas más transitadas de la región.

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