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miércoles 4 de diciembre de 2024

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Volver a Malvinas

Por Patricio Louzao – Veterano de Guerra de Malvinas

Llegan estos días de final de marzo, principios de abril y los corazones de los Veteranos de Guerra de Malvinas empiezan a cambiar su ritmo.

Se van sucediendo situaciones que se han potenciado en el correr del tiempo, para bien y a veces para mal.

Historias, anécdotas, recuerdos, situaciones vividas y que cada uno entiende a diferencia del resto. Es un tiempo de sentir, de pensar y de agradecer.

Pero no se queda ahí el Veterano, es solo el inicio de un proceso que hace 38 años vivía en primera persona durante un lapso de 74 días en el mejor de los casos y muchos días más aquellos que quedaron prisioneros hasta pasado Julio del 82.

Algunos pocos como en mi caso, finalizando el servicio militar, manteniendo el rol de soldado, pero cientos y cientos ya vueltos a la vida civil, con realidades específicas, estudio, trabajo, formación de una familia y que eran convocados y que un altísimo porcentaje volvía a sus regimientos, nuevamente a ser soldados para cumplir con ese honor de defender a la patria.

Que quede claro que seguían siendo soldados, porque les puedo asegurar que en aquel año 82 que hayan vuelto más del 95 % de los ya ciudadanos que habían hecho el servicio militar a sus guarniciones habla claro del compromiso que asumían.

Y la instrucción militar recibida y la enseñanza de hogares con valores, fortalecidos en la cultura de sentir los símbolos patrios, la soberanía y el valor puesto de manifiesto en anteriores cuestiones similares hacían que esos ciudadanos, ahora soldados, jóvenes ordinarios de 18/19 años se transformaran rápidamente en seres extraordinarios que serían quienes defendieran a nuestra bandera en aquella Guerra por la soberanía de nuestras islas Malvinas.

Se fueron trasladando desde sus destinos originales hacia el sur de nuestro país y luego cruzando orgánicamente hacia las islas. Una rápida despedida de sus familiares y amigos, un abrazo, un beso, un apretón fuerte de manos, para desearles toda la suerte del mundo.

Pero no olvidemos toda la angustia de quienes quedaban en cada uno de los hogares de estos jóvenes. Porque Malvinas no solo fue una guerra donde quienes estuvimos sentimos cosas extraordinarias, miles de madres, padres, hermanos, esposas, novias, amigos, también pasaron a tener otro rol en sus vidas, tenían a un ser querido en la guerra y eso también se vive de forma distinta.

Los acontecimientos fueron sucediendo, se vivió de la manera que cada uno pudo, se trató de priorizar la vida de cada soldado, se pudieron defender las posiciones con todo lo que humanamente se pudo pero el final ante un enemigo considerado la segunda flota del mundo y el tercer ejercito del mundo en su calidad, cantidad y capacidad de combate llevo a que las cosas no resultaran de la manera que hubiéramos querido.

El lamentable resultado fue la muerte de 649 y más heroicos soldados, oficiales y suboficiales de las fuerzas que convergieron en la Guerra de Malvinas.

Fueron muchos años después de falta de reconocimiento, de suicidios, de problemas con adicciones, de no contención por parte del Estado. Pero sin dudas hay que destacar el apoyo que todos quienes volvimos recibimos de esos seres queridos que nos habían despedido un tiempo antes. Fue fundamental para muchos en sus posteriores días esa contención.

Y así estamos hoy, con la expectativa de haber seguido hermanándonos, malvinizando a nuestra sociedad, contándoles lo que cada uno vivió, después de muchos años de no poder participar ni expresar lo que habíamos vivido, fundamentalmente fines de los 80, década del 90 y primeros años de los 2000.

Pero nos encontramos también hoy, con un acontecimiento que nos lleva a quedarnos en nuestros hogares, a permanecer cada uno en su lugar y muchos lo han relacionado a las vivencias que allá en el 82 vivimos.

Sin duda es un importante desafío cumplir con la cuarentena impuesta por el Gobierno Nacional, la no circulación por la vía pública y lugares de trabajo permite la no proliferación de este virus que tanto daño está haciendo a la sociedad toda y a nivel mundial.

Pero definitivamente, desde mi punto de vista, no podemos ponerla en comparación con lo sucedido en la Guerra de Malvinas. La situación particular de una guerra contra un enemigo que uno ve, escucha y recibe un permanente asedio a través de ataques de artillería naval, terrestre y aérea, la condición de establecer una defensa fija en un territorio de las características adversas de la Islas Malvinas y las desfavorables condiciones climáticas sufridas, creo hacen muy distintas las situaciones vividas.

Este 02 de abril y los subsiguientes días, los Veteranos de Guerra de Malvinas tenemos nuestro ritmo cardiaco alterado, esta situación en particular de la pandemia también nos preocupa y estamos alertas a colaborar, participar y dar nuestro apoyo a las áreas gubernamentales que lo requieran.

Seguimos siendo soldados, seguimos manteniendo ese espíritu de cuerpo que nos dejó grabados el destino allá en 1982.

Sabemos que todo lo que hacemos hoy está directamente ligado al honor y valor demostrada por aquellos jóvenes compañeros que dieron su vida cumpliendo la misión de defender a la patria pero también de que el valor de ellos sirvió para que nosotros sigamos combatiendo.

Me hace muy bien poder expresarme, estar en contacto con Uds. No sé si esto es una historia, un relato, un punto de vista, cada uno de los lectores le dará su sentido, lo único que sé es que siento por todos un aprecio muy especial y ganas de que entre todos sigamos luchando, cada uno desde su trinchera para sacar adelante a nuestro país, mejorar nuestra sociedad, cuidar a nuestros mayores y educar con sanos valores a nuestros jóvenes.

Por Patricio Lauzao es vecino de Tigre y veterano de Guerra de Malvinas.

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